miércoles, 24 de septiembre de 2014

Burbujas espaciales, culpables de una sangrienta batalla en Afganistán

 

Burbujas espaciales, culpables de una sangrienta batalla en Afganistán

Un apagón en las comunicaciones impidió que un grupo de soldados de EE.UU. escuchara un mensaje de advertencia y acabó en manos de tropas enemigas el 2 de marzo de 2002. Ahora los científicos saben qué ocurrió ese día

Apenas había despuntado la mañana del 4 de marzo de 2002 cuando un helicóptero MH-47E Chinook con 21 soldados Rangers del ejército de EE.UU. a bordo sobrevolaba Afganistán con destino a un pico llamado Takur Ghar

Su misión era rescatar a un equipo de Navy SEALS que había sido derribado por las fuerzas de al-Qaida en la cumbre de la montaña. Sin embargo, los Rangers tenían unas coordenadas equivocadas y estaban a punto de meterse, literalmente, en la boca del lobo. 

Las autoridades militares les advirtieron repetidamente por radio de que no debían aterrizar pero el mensaje nunca llegó. El helicóptero cayó por el fuego enemigo. Tres hombres murieron. 

¿Qué ocurrió? ¿Por qué los Rangers nunca recibieron ese mensaje? Las altas montañas de Afganistán dificultan las comunicaciones, pero los investigadores creen que otra cosa llegada del espacio pudo intervenir en el curso de los acontecimientos. 

Una década después, investigadores del Laboratorio de Física Aplicada (APL) de la Universidad Johns Hopkins han descubierto que el causante del desastre en la «Operación Anaconda» fueron unas invisibles burbujas de plasma

Según explican en la revista Space Weather de la Unión Geofísica Americana, estas bolsas de gas ionizado podrían haber desviado las señales de radio por satélite y causado apagones temporales de comunicación en la zona.


Burbujas espaciales, culpables de una sangrienta batalla en Afganistán
Las burbujas de plasma pueden interferir en las comunicaciones vía satélite
NASA


Estas burbujas gigantes de plasma -nubes de partículas de gas con carga eléctrica- se forman después del anochecer en la atmósfera superior. 

Por lo general miden alrededor de 100 km de ancho, no se pueden ver, pero pueden dispersar o curvar las ondas de radio, lo que interfiere en las comunicaciones. 


En la atmósfera sobre Afganistán, la temporada alta de estas burbujas se produce generalmente durante la primavera. Teniendo en cuenta el momento y el lugar de la batalla de Takur Ghar, los investigadores pensaron que estas anomalías atmosféricas podrían haber estado presentes.

Una nave sobre el campo de batalla

Para confirmar sus sospechas, el equipo examinó los datos del instrumento Global Ultraviolet Imager (Guvi) a bordo de la misión TIMED, que la NASA lanzó en 2001 para estudiar la composición y dinámica de la atmósfera superior. «La nave espacial voló sobre el campo de batalla en el momento adecuado», afirma Michael Kelly, autor principal del nuevo estudio. 

Ese fue un golpe de suerte para los investigadores.
Joseph Comberiate, físico del espacio en el APL y coautor del estudio, desarrolló una técnica para transformar las imágenes de satélite de dos dimensiones en representaciones tridimensionales de burbujas de plasma. 

Usando esta técnica, los autores fueron capaces de demostrar que el 4 de marzo de 2002 había una burbuja de plasma directamente entre el Chinook siniestrado y el satélite de comunicaciones. 

 
Burbujas espaciales, culpables de una sangrienta batalla en Afganistán
El área de la «Operación Anaconda»
US Army
La burbuja de plasma que estuvo presente durante la batalla de Takur Ghar probablemente no era lo suficientemente grande como para alterar las comunicaciones de radio por sí misma, pero contribuyó a la interferencia causada por el dificultoso terreno de la región. Según los investigadores, ambos factores llevaron finalmente al bloqueo entre el centro de operaciones y el helicóptero.
Los investigadores creen que el nuevo modelo podría ser utilizado para reducir al mínimo el impacto de las burbujas de plasma en el futuro, al detectar y predecir su movimiento durante varias horas después de que se forman. Al identificar estas burbujas turbulentas y sus rutas en tiempo real, los soldados podrían ser capaces de predecir cuándo y dónde van a experimentar interferencias de radio y adaptarse mediante una frecuencia de radio diferente o algún otro medio de comunicación. 
Actualmente, los investigadores trabajan para que su modelo pueda ser utilizado en futuras operaciones militares.















j. de j. @judithdj 
http://www.abc.es 

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