jueves, 24 de julio de 2014

¿Qué hace desparecer un avión?

Un avión de Malasyan Airlines en pleno vuelo (Foto: Aero Icarus)


Desde sus inicios, a principios del siglo XX, la aviación ha alcanzado un elevado nivel tecnológico y ha sido uno de los sectores que más han impulsado el desarrollo económico del mundo. El número de vuelos no para de crecer y en la actualidad se sitúa en torno a los 31 millones al año

Sin embargo, todos los meses se producen accidentes, -el último el del vuelo de Malasyan Airlines que se dirigía a Kuala Lumpur y fue derribado a su paso por Ucrania- unos debidos a problemas técnicos, otros a incidentes meteorológicos y algunos a factores humanos, ya sean por acciones terroristas o por errores del piloto. En 2013, según un informe de Aviation Safety Network -ASN-, se registraron en todo el mundo 29 accidentes de avión con un resultado de 265 víctimas mortales, mientras que en 2012, a pesar de que hubo seis accidentes menos -un total de 23-, el número de muertos fue de 475. 

Con esas cifras, 2013 se convirtió en el año en el que hubo menos muertes en vuelos comerciales en los últimos diez años, lejos de las 1.074 víctimas mortales en los 40 accidentes de 2005, el peor año de la última década.

Las tormentas son uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los pilotos, que disponen de radares meteorológicos y de información sobre las condiciones procedentes de las torres de control. No obstante, según un piloto con experiencia en vuelos militares y civiles, pueden darse casos de turbulencias en aire claro -Clear Air Turbulence-. 

Este fenómeno es poco frecuente y consiste en una corriente muy fuerte de viento -a partir de los 15.000 pies (5.000 metros)- que se produce por la interacción de capas de aire a diferentes velocidades. No son detectadas por los radares meteorológicos y pueden provocar que los aviones desciendan bruscamente hasta 8.000 pies -2.700 metros-.

Durante los años 70 y 80 se produjeron varios secuestros de aviones por parte de grupos terroristas palestinos que solicitaban la liberación de presos en cárceles europeas. Por ejemplo, destaca el caso de un avión de Air France que viajaba de Atenas a París y que fue desviado de su ruta el 27 de junio de 1976 hacia el aeropuerto de Entebbe, Uganda, por secuestradores palestinos y alemanes. 

Fue liberado una semana después en una operación de las Fuerzas Armadas israelíes en la que murieron tres rehenes, 13 secuestradores y 45 soldados ugandeses que les apoyaban. Además, también falleció el teniente coronel Yonatan Netanyahu, comandante de aquella operación y hermano del actual primer ministro israelí. 

Estos secuestros obligaron a tomar medidas como impedir el acceso del pasaje a la cabina de los pilotos o aumentar los controles de seguridad en los aeropuertos. A pesar de todo, se han seguido produciendo secuestros, como el de los cuatro aviones que terroristas de Al Qaeda tomaron el 11 de septiembre de 2001 para estrellarlos contra las torres gemelas de Nueva York, el Pentágono y el Capitolio

Los tres primeros consiguieron su objetivo, mientras que la aeronave con la que querían atentar contra el Congreso se estrelló en campo abierto después de que los pasajeros se enfrentasen a los terroristas. En el último caso conocido, el 17 de febrero de este año, el copiloto del avión Boeing 767 de la compañía etíope Ethiopian Airlines -vuelo ET702, de Addis Abeba a Roma- aprovechó que el piloto salió de la cabina para tomar los mandos y solicitar asilo político a las autoridades helvéticas. 

El propio secuestrador avisó a las autoridades para evitar que fuese derribado y fue escoltado por aviones de la Fuerza Aérea italiana y de la francesa. Este caso destapó que los aviones de combate suizos sólo vuelan en las horas de oficina, estando su seguridad aérea en manos de Francia, Italia y Alemania.

La seguridad aérea también depende de los pilotos, que pueden provocar accidentes por sus imprudencias, un ejemplo, citado en el libro 'Our own worst ennemy', del psicólogo Norman Dixon, es el de un piloto que sobrevoló el monte Fuji, Japón, un día en el que el cielo sobre el volcán estaba muy claro -lo que es sinónimo de vientos muy fuertes- y que perdió el control del avión cayendo al suelo. 

Otro caso crítico fue el vuelo 990 de EgyptAir, un Boeing 767 que realizaba la ruta Nueva York-El Cairo y que, el 31 de octubre de 1999, cayó al Océano Atlántico, cerca de las costas de Nantucket -en Massachusetts-. Uno de pilotos se encontraba solo en la cabina y, tras gritar "dependo de Dios", desconectó el piloto automático del aparato, que inició su descenso. Al regresar, el otro piloto intentó remontar el vuelo, pero, después de una serie de maniobras erráticas, se desconectaron los motores antes de estrellarse. Se sospecha que el piloto estrelló la nave intencionadamente, aunque las autoridades egipcias lo negaron.
    
RESPONDEN LOS EXPERTOS

¿Cómo puede desaparecer un avión sin dejar rastro?
Responde Navegación Aérea: Volando por zonas en las que no haya cobertura de radar, ya sea el llamado primario -empleado por los militar- o secundario -el que detecta la señal que emite el avión con su transpondedor-. 

También puede perderse el rastro si el transpondedor se rompe o no está activado y no hay cobertura de radares primarios -en España la cobertura oscila entre 60 y 100 millas náuticas, dependiendo de la tecnología-. De cualquier forma, disponemos de cobertura radar completa en el 100% del territorio nacional llegando a ser doble, triple o cuádruple en algunas zonas. Todo ello con la intención de evitar que desaparezca algún avión.

Por eso, y según apuntan fuentes del Ejército del Aire, sólo es posible que un avión se pierda si el país que sobrevuela no tiene una cobertura radar completa de su espacio aéreo. Es el caso de muchas naciones en vías de desarrollo o de países desarrollados pero con una gran extensión. Lógicamente, la señal de un avión también podría perderse si, por desgracia, sufriera un accidente.
  
¿Qué pasaría si en España entrase un avión en su espacio aéreo y se perdiese su rastro?
Responde el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas -SEPLA-: En el momento en el que se pierde el control, se declara el estado de incertidumbre 'INCERFA'. Se avisa a las torres de control y se advierte a otras aeronaves.

Posteriormente, se eleva el nivel a 'ALERFA'. Se activa el servicio de búsqueda y salvamento -en menos de 30 minutos desde la pérdida de la señal radar y de comunicaciones, según AENA- y se avisa a las autoridades de que se puede haber perdido o accidentado una aeronave. El último nivel es 'DETRESFA', el estado en el que se constata que la aeronave ha consumido su combustible o hay un reporte de que se ha producido un accidente.
   
¿Cuál es el protocolo de actuación y los pasos antes de la interceptación?
Responde el Ejército del Aire: Sólo podría ocurrir si el avión baja a una altura de vuelo en el que escape a los radares o si aterriza. En ese caso se puede ordenar un scramble, la alerta para que el avión de combate salga a la búsqueda de la traza perdida. El radar de los cazas permite localizar a otros aviones aunque vuele a ras de suelo ya que lo 'capta' desde arriba.
   
¿Podría ocurrir un caso similar en un avión español que viajase, por ejemplo, al Caribe?
Responde el SEPLA: Puede ocurrir, como en el caso del avión de Air France desaparecido en 2012. Pero las rutas en el Atlántico son muy transitadas y se sigue a la gran mayoría de los aviones, a través del transpondedor y de los sistemas inerciales de la aeronave, los que se utilizan para la navegación del avión. En caso de que se perdiese un avión, sería más sencillo localizarlo, porque los vuelos sobre el Atlántico están mucho más controlados que el Índico.
¿Hasta qué distancia son efectivos los radares españoles?
Responde AENA: Los radares españoles secundarios, al igual que los del resto de países, tienen un alcance nominal máximo de hasta 460 kilómetros, a nivel de vuelo 300 -a 30.000 pies (10.000 metros)-. Los radares primarios del Ejército del Aire 'Lanza 3D' tienen, según su fabricante, INDRA, un alcance máximo de 470 kilómetros. AENA subraya que, a medida que desciende la altitud de vuelo, los accidentes geográficos - cordilleras...- hacen que se reduzca.

J. Garulo J. Calderó
http://www.onemagazine.es/ 

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