jueves, 31 de octubre de 2013

Terminator ha llegado

 


El uso regular por los norteamericanos de naves no pilotadas fue expuesto, a finales de octubre, a una masiva campaña de acusaciones por parte de una serie de organizaciones internacionales.

Esto culminó con la presentación de los informes de los expertos de la Asamblea General de la ONU sobre la peligrosidad de los drones. En principio, se ha planteado la cuestión de la necesidad de un control internacional sobre el diseño y la utilización de los robots militares. Los analistas están convencidos de la actualidad del problema, pero también, de que quedará sin respuesta. 

Los más tristes ejemplos de robots militares no pilotados se conocen gracias a las informaciones de los medios de prensa acerca de las acciones militares y las operaciones especiales del Ejército de EEUU en Afganistán y Pakistán. 

Los drones patrullan constantemente el territorio de estos países y en caso de necesidad golpean a las agrupaciones de combatientes. Sin embargo, el caso es que bajo el fuego de estos exterminadores caen habitantes pacíficos, los cuales se convierten en víctimas, según se ha determinado, con la misma frecuencia que los muyahidines o incluso más, mientras el mando militar ni se toma el trabajo de hacer públicas las estadísticas de los ataques robotizados desde el aire.

Organizaciones independientes tan conocidas como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han dedicado informes a la utilización incontrolada de drones. La influyente revista norteamericana Time relató sobre la existencia de todo un movimiento, Campaign to Stop Killer Robots, que se pronuncia a favor de la prohibición internacional de los robots asesinos autónomos. Aunque nos imaginamos que de una manera más sistemática han abordado este problema los expertos de las Naciones Unidas, o como se les llama tras las paredes de esta respetable organización: los conferencistas especiales de la ONU. 

En dos documentos presentados en estos días a la Asamblea General de la ONU, se analiza la práctica y los resultados de la utilización de los drones contra los terroristas, así como la correspondencia de todo esto con las normas internacionales. 

El experto de la ONU en la lucha contra el terrorismo, Ben Emmerson, en su informe propone a todos los Estados que utilizan drones que garanticen “la transparencia en cuestiones de diseño, adquisición y utilización de naves artilladas no pilotadas”. Así mismo emite un llamamiento a los Gobiernos de develar al máximo la información sobre la utilización de drones en las operaciones antiterroristas sobre el territorio de otros Estados, así como publicar las cifras correspondientes a las pérdidas reales entre la población civil. 

Los llamamientos del conferencista especial de la ONU sonaron, como mínimo, ingenuos, afirmó en una entrevista a La Voz de Rusia el experto militar Vladímir Scherbakov: 

Esto es imposible, es un absurdo total. Nadie, nunca, va a hacer esto de manera transparente, si lo que ellos ejecutan son operaciones especiales. Esto es lo mismo que exigirle a nuestra policía que cuelgue en Internet sus materiales sobre las actividades de persecución operativa. Nadie, nunca, ni un solo país normal del mundo preocupado por su bienestar y su seguridad, podría estar de acuerdo con el planteamiento del problema de manera que se haga transparente la utilización de sus servicios especiales. Esto se podría, o bien limitarlo, o bien exigir el cumplimiento de los acuerdos internacionales existentes que prohíben la utilización de cualquier fuerza armada en el territorio de otro Estado soberano, mientras no exista ningún acuerdo intergubernamental. 

Entre tanto, hace ya bastante tiempo que diferentes organizaciones defensoras de los derechos han planteado la necesidad de prohibir totalmente la utilización de drones. Desde la primavera de este año, las organizaciones integrantes del movimiento Campaign to Stop Killer Robots exigen la prohibición no solo de la utilización sino incluso del diseño de robots militares. 

En realidad se está hablando de aparatos completamente autónomos, o sea, independientes en el momento de seleccionar un objetivo. Los argumentos fundamentales de los “neoluditas” son los asesinatos de inocentes por error de drones; la probabilidad de que semejantes tecnologías caigan en manos de enemigos o de agrupaciones extremistas y terroristas; fallos peligrosos en el programa, etc. 

La introducción de cualquier tipo de prohibiciones en esta rama es una cuestión bastante controvertida, según considera el comentarista militar de la agencia de información Rosinformburó, Anatoli Sokolov: 
No considero adecuado limitar totalmente el desarrollo ulterior de la técnica robótica porque esta es una de las direcciones fundamentales del desarrollo científico técnico contemporáneo en la esfera destinada a los equipos, tanto civiles, como militares. Pero si miramos al horizonte, entonces, claro está, el desarrollo incontrolado de autómatas y de robots asesinos puede conllevar a un daño suficientemente sensible. 

Por eso, Anatoli Sokolov presupone, si no ahora mismo en un futuro cercano, que será necesario comenzar a desarrollar algunas normas y reglas regulatorias para el diseño y la utilización de sistemas robotizados. Diferenciar legislativamente este problema es un sinsentido, considera por su parte Vladímir Scherbakov. 

Por cuanto ya existen leyes internacionales relativas a la utilización de armamentos de toda clase. Puede que tenga sentido la reformulación de estas leyes en el sector de la utilización del armamento autónomo. De manera que el problema no está en los drones en sí, sino en el carácter de su utilización. Pero quienes usan estos sistemas, son los propios seres humanos. 

Foto: EPA

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